Curiosidades Culturales

Curiosidades Culturales

Al Equeco o dios de la abundancia, fecundidad y alegria, se le rinde culto en Perú, Bolivia, algunas reginones de Chile y en Argentina. Después de la conquista fue  considerado como um dios para los aimarás1 y posteriormente para los incas2.

Historiadores  como Sanginés, Sebastián de Segurola cuentan detalles de la evolución , color y hasta postura -contraria -de la Iglesia frente al Equeco.

Es una figura folclórica, de pequena estatura, cargado de objetos y materia prima básica para el mantenimiento de una persona. Curiosamente,  su ropa varia mucho, desde ropa típica hasta vestimenta de un ejecutivo o un mendigo y, casi siempre, con solo una sandália.  El color blanco de su piel puede ser por la influencia española.

Su boca está abierta porque , se dice,  que es preciso ofrecerle cigarros para  conseguir que acelere la prosperidad.

Actualmente, es posible encontrar sus pequenas imágenes en ferias artesanales de Bolivia, Perú y otros países, y dichas  reproducciones se consiguen en diferentes materiales (cerámica, madera y metal).


Fonte: Adaptado de Wikipedia (Consultado el 18-04-2017)

Aimaras: es el mayor pueblo indígena del Perú.Su bandera es llamada de wiphala.

Incas: fundaron en el siglo XIII la ciudad sagrada de Cusco.

La leyenda de Pascualita, el maniquí viviente de Chihuahua

La leyenda de Pascualita, el maniquí viviente de Chihuahua

La novia más bella de Chihuahua

Paseando por las calles de Chihuahua uno quizás pierda la noción del tiempo y ni tan siquiera se percate de que el sol ya se ha escondido y de que las ajetreadas y transitadas calles van quedando ya solitarias, mientras se escuchan los estridentes chirridos del bajar de persianas de los últimos comercios que van cerrando sus puertas.

Quizás, y solo quizás, nuestros errantes pasos nos lleven hasta la Avenida Ocampo donde la luz brillante de un escaparate, esquina con la calle Victoria,  atraiga nuestra atención y nos invite a averiguar lo que allí se expone. Es posible que, al descubrir tras el cristal a un maniquí vestido de novia, una extraña sensación nos invada y nos quedemos contemplando durante largo tiempo hasta el más mínimo detalle de sus facciones. Puede pasar que, mientras observamos los detallados surcos que recorren sus manos, nos parezca ver por el rabillo del ojo un movimiento sutil de su cabeza.

Con toda seguridad alzaremos la vista rápidamente y tras dudar unos segundos, sonreiremos imaginando que todo ha sido fruto de nuestra imaginación y emprenderemos de nuevo nuestro camino. Puede ser que esa misma noche, al acostarnos y volver a recordar lo sucedido, nos vuelvan a asaltar las dudas y nos sorprendamos al recordar que al marcharnos de allí el maniquí sonreía, cosa que no hacía cuando llegamos.

Es posible que al día siguiente, todavía con esa mirada de cristal en nuestras retinas, le contemos lo sucedido al camarero del bar de la esquina mientras nos sirve el primer café de la mañana y este, mientras nos da una palmada en el hombro nos felicite y nos diga:

–          Vaya, eres un hombre con suerte. No ha todo el mundo le sonríe la Pascualita.

La leyenda de Pascualita o “la Chonita”, se ha ganado con el paso de las décadas el estar en los primeros puestos del imaginario colectivo y  legendario de México. Como toda buena leyenda que se precie, su origen es un tanto confuso y sus ramificaciones son muchas y variadas.

En su base, podemos contar que Pascualita está en el aparador de “La Popular” (que se considera la mejor tienda de vestidos de novia de Chihuahua), desde el 25 de marzo de 1930. El maniquí fue traído de Francia, comprado por la dueña del negocio, la señora Pascualita Esparza Perales de Pérez. Desde el primer día, todo aquel que pasaba ante el aparador de La Popular se quedaba maravillado por la belleza del maniquí, que no tardó en tener nombre propio. La dueña la nombró Chonita, porque había llegado a la tienda el día de la encarnación, pero el populacho tenía más fuerza y acabó por ser conocida por el nombre de su dueña, Pascualita (se puede leer que el maniquí tenía un gran parecido con su dueña, y de ahí el apodo). La cuestión es que el maniquí se convirtió en una especie de ícono, teniendo en cuenta que los maniquíes de la época poco o nada tenían que ver con éste, realizado con sumo cuidado con cera, ojos de cristal y pelo de verdad insertado de forma artesanal. No es de extrañar que se le otorgara el título de la Novia más bonita de Chihuahua, título que continúa ostentando hoy en día.

Hasta aquí, todo entra dentro de lo normal y lógico, pero en algún momento inconcreto que podríamos situar en la década de los sesenta, comienzan a circular rumores en Chihuahua sobre Pascualita que van más allá de su belleza cerúlea. Unos dicen que la han visto moverse, otros que mientras la contemplaban ella sonrió e incluso se escuchan rumores de que durante la noche, Pascualita baja de su peana y se pasea por el interior de la tienda, quizás buscando vestidos más bonitos que lucir.

Estos rumores van a más cuando fallece su dueña, en 1967. Entonces son muchos los que aseguran que su espíritu queda encerrado en su querido maniquí y allí sigue desde entonces, mostrándose solo en contadas y sutiles ocasiones. Lejos de caer en el olvido, la leyenda de Pascualita continúa tan viva como el primer día y los reportes de gente que asegura ver sus gestos y sus movimientos continúa hoy en día.

Una mujer recibió un balazo en la calle justo delante de ella, y aseguró que fue ella, Pascualita, la que la salvó de la muerte, y como agradecimiento le enciende velas periódicamente desde entonces. Otros, enamorados quizás del maniquí, contratan a músicos para que la ronden y no se sienta sola…

Otra versión de la leyenda, no menos interesante, cuenta que la hija de Pascualita falleció el día de la boda justo cuando se encontraba ante el altar y que la madre, dolida y apenada por la pérdida, decidió embalsamar el cadáver, vestirlo de novia y tenerlo siempre junto a ella. Esta versión es poco creíble, no sólo por el hecho del embalsamamiento sino porque, al parecer, Pascualita solo tuvo un hijo y fue niño.

El maniquí, que en sus mejores tiempos llegaba a congregar a grandes cantidades de público ante la tienda, parece que también fue revisado por las autoridades, supongo que por aquello de la ilegalidad de tener a un muerto en un escaparate y el veredicto fue negativo, cera y plástico.

Fuere como fuere, la cuestión es que todos los dueños de “La Popular” han guardado celosamente el secreto de su maniquí Pascualita, y que el único milagro comprobado son los beneficios que desde hace muchas décadas le ha reportado ya que el vestido más vendido de la tienda siempre es el que luce Pascualita, pues se dice que la novia que se casa con ese vestido tiene asegurado un porvenir feliz y sin apuros.

 

Tejido por Sinuhé

Tema propuesto en facebook por Jorge Jimenez

Fuentes: Facebook e Kadmaz

Bariloche – barra de chocolate más larga del mundo

Bariloche – barra de chocolate más larga del mundo

Bariloche promete la barra de chocolate más larga del mundo para Semana Santa

Se realizará en la peatonal Mitre, pesará dos toneladas, medirá 200 metros y se repartirá entre los presentes

Durante la Semana Santa, Bariloche se pone más dulce con la Fiesta del Chocolate. Para esta nueva edición prometen crear una barra de chocolate de dos toneladas y 12.000 huevos de Pascua, que se regalarán a los visitantes que se acerquen a la renovada peatonal Mitre.

Dos toneladas de chocolate para repartir.

La barra, que se anuncia como la más larga del mundo, será de 200 metros de chocolate y cereales. En el Centro Cívico y en la primera parte de la peatonal estarán concentradas las principales actividades de la fiesta. Se podrá disfrutar del Paseo y la Casa del Chocolate, donde se darán charlas, demostraciones y regalos

El domingo de Pascua, habrá una gran cacería de huevos en la Plaza de la Catedral.

El dulce también será para los oídos: la Camerata Bariloche ofrecerá un concierto gratuito en el Centro Cívico el sábado 15, a las 19, para celebrar sus 50 años en el lugar que la vio nacer.

Además de las vistas a lagos y montañas y del chocolate, los visitantes podrán disfrutar de la recientemente remodelada calle Mitre, ahora transformada en peatonal en parte de su trazado.

Con una inversión de casi sesenta millones de pesos, unificaron acera y calzada en un diseño que incluye mobiliario urbano y soterramiento de todo el cableado.

Más cacao

En San Martín de los Andes se preparan para una Semana Santa chocolatosa: el sábado 15, la plaza San Martín, entre las 15 y las 19 será el punto de encuentro para aprender a decorar huevos de Pascua, hacer figuras de chocolate y otras actividades recreativas, como búsqueda del tesoro.


Via LA NACION

Relojes Biológicos del Cerebro

Relojes Biológicos del Cerebro

Investigadoras argentinas descubrieron una pieza clave que sincroniza los  relojes biológicos del cerebro

Son científicas del Conicet en el Instituto Leloir; la descubrieron en moscas de la fruta; el trabajo se publica en la tapa de la revista Cell Reports

Nora Bär, LA NACION

Fernanda Ceriani (l.) E primeiro autor do estudo, Lia Frenkel. Foto: Cortesia do Instituto Leloir

Todos los organismos vivos armonizan sus procesos fisiológicos con los ciclos naturales del medio ambiente en el que viven, como el día y la noche, o las estaciones. Estos sistemas les permiten “acoplarse” con los ritmos de la naturaleza y ajustar sus patrones de conducta para anticiparlos incluso en ausencia de indicadores externos. Dirigen la secreción de ciertas hormonas, condicionan los horarios de caza, o de sueño y vigilia, entre otros procesos.

Estos “relojes biológicos” están alojados en células de todos los tejidos, pero los principales son los que se encuentran en grupos de neuronas del cerebro. ¿Cómo se sincronizan? La respuesta, a la que llegaron científicas argentinas tras una serie de elegantes experimentos y que se publica hoy en la tapa de Cell Reports, está en un neurotransmisor llamado “glicina”. Éste sería la batuta que pone en sintonía la “orquesta” formada por los distintos relojes circadianos del cerebro.

“Todas las células del organismo pueden tener un reloj (las de hígado, las de riñón, las de pulmón), pero no todas lo tienen –explica Fernanda Ceriani, jefa del Laboratorio de Genética del Comportamiento del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (Conicet/Instituto Leloir)–. En mamíferos, los periféricos están supeditados al reloj central del cerebro, que está distribuido en grupos de neuronas, los núcleos supraquiasmáticos.”

El cerebro humano tiene miles de millones de neuronas, de allí que Ceriani y su coautora, Lía Frenkel, decidieorn trabajar en la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), que tiene apenas 200.000 . Entre ellas, afirma Ceriani, hay unas 200 que se ocupan de “marcar la hora”. “En ese sentido, el cerebro de la Drosophila y el de los mamiferos es similar, sólo que por cada gen de la mosca, en mamíferos puede haber tres o cuatro –explica–. En aquella, si afectás un gen, inmediatamente tenés un cambio o un defecto.”

La sincronización tiene dos grandes pasos: por un lado exige tomar del ambiente la información útil (ahora es de día o de noche, o cuándo se producen las mareas, cada especie utiliza las claves adecuadas respecto del nicho que ocupa). “Las distintas especies usan la información del ambiente, pero siguen latiendo a un ritmo propio –detalla Ceriani–. Y en parte esto lo consiguen porque los relojes se sincronizan entre sí y actúan concertadamente. Nuestro trabajo apuntó a entender en qué lenguaje se comunican.”

La portada de Cell Reports

Los engranajes de estos relojes biológicos son una docena de proteínas que conforman una maquinaria muy compleja y cuyos niveles relativos dentro de la célula indican, por ejemplo, cuándo salir a cazar, comer, estar alertas y activos, o dormir. “Esta red cronobiológica tiene una única «salida» para que el animal se comporte en forma coherente”, destaca Ceriani.

Según un comunicado del Instituto Leloir, los resultados del trabajo, firmado también por Nara Muraro (actualmente en el Instituto Investigación en Biomedicina de Buenos Aires (Conicet-MPSP), Guillermo Bernabó y Juan Romero, fueron contundentes en mostrar que la glicina es crucial para mantener la coherencia de la red circadiana. “La glicina actúa como un neurotransmisor inhibitorio: hace callar distintos relojes de manera transitoria para que el conjunto suene armoniosamente”, ilustra Ceriani. “Logramos identificar cinco genes involucrados en la transmisión de información a través del neurotransmisor glicina. Encontramos la enzima que la produce, el transportador que la desplaza y sus receptores específicos”, explica Frenkel.

La desregulación del transporte o síntesis de glicina en algunas “neuronas reloj” de las moscas lo enlenteció en casi en una hora sin afectar su ritmo ni otros aspectos de su actividad motora. El bloqueo de algunos receptores produjo un comportamiento caótico del sueño y vigilia.

El descubrimiento abre la puerta a estrategias terapéuticas todavía sin explorar, por ejemplo, para lidiar con los viajes trasmeridianos, mitigar los trastornos en personas que tienen turnos rotativos o trabajan de noche, y mejorar la comprensión de los efectos de la disfunción del reloj biológico en la susceptibilidad al cáncer, las enfermedades cardíacas, la diabetes tipo II, las infecciones y la obesidad.

“Hoy día se usan drogas que alteran la recaptación de neurotransmisores en problemas neuropsiquiátricos o de conducta; por lo tanto no sería pretencioso imaginar que uno podría utilizar estos compuestos que prolongan la función de un neurotransmisor con fines terapéuticos en la glicina –concluye Ceriani–. No hicimos esos experimentos, habría que testearlo.”

Según Diego Golombek, uno de los pioneros de la cronobiología en el país, que no participó de esta investigación, explica que bastante de lo que sabemos de la relación entre cerebro, genes y comportamiento se lo debemos a esa mosquita cuyas neuronas se deben comunicar para poder dirigir cortejos, memorias y sueños. “El asunto es qué se dicen entre ellas y, en particular, las más o menos 200 agujas celulares que forman el reloj biológico de Drosophila –explica–. Con paciencia de relojeras, técnica de artesanas contemporáneas e ideas verdaderamente innovadoras, el equipo liderado por Lía y Fernanda descubrió una pieza clave en esta comunicación entre las neuronas de este reloj. Las palabras con que charlan las neuronas son químicas, información que viaja de una a otra en forma de neurotransmisores, y así apareció un nuevo actor en los ritmos biológicos de la mosca: la glicina, un mensajero ya conocido de otros circuitos neuronales, pero que ahora se agrega al repertorio de moduladores del tiempo cerebral. Es una historia que tardó en construirse, y que requirió de múltiples saberes y socios, una verdadera aventura interdisciplinaria para descubrir que esta glicina marca la duración del ciclo diario de la mosca, que inhibe a la neurona que la recibe y que es necesaria para que las charlas entre estas neuronas sean robustas y coherentes. Y como final feliz, una excelente publicación que, como ya nos tiene acostumbrados este laboratorio, abre nuevas puertas para poder comprender el reloj de las moscas. y de todos nosotros.”